Podría susurrarle al amanecer sentimientos errantes, y dejar que la sinfonía de mis recuerdos me empuje al vacio del pasado.. Envuelta por el tacto de las ciegas caricias de tus labios recorriendo mi rostro sin pudor y besando los míos dando paso a la fogosidad de nuestra pasión, de las memorias, cuando era prisionera del deseo de tu mirada y el frío no era más que un mero rumor entre tus brazos, y del olor de tu piel que recordaba cada rincón de mi cuerpo y era capaz de asfixiar mi mirada entre suspiros.
Pero todo aquello que podría hacer se pierde como un viejo bote que vagabundea en las profundidades del mar. Ya solo queda avanzar, al paso del anochecer que engulle las sombras del día, mientras las calles permanecen silenciosas bajo la atenta mirada de la luna. Cierro los ojos quizás a la espera de desmoronarme ante el reflejo de mi presente y rencontrarme con mi futuro, pero por mucho que observe mi reflejo solo soy capaz de añorar una realidad inalcanzable..
Mi boca expira una última bocanada de aire sin esperanza.. Pero un aroma conocido despierta mi mente alzando mi mirada frente el espejo, y ante mí mi reflejo entrelaza sus dedos con los míos empujándome con fuerza dentro de una nueva realidad, fundiéndome con él. El aroma a jazmín envuelve mi cuerpo construyendo un sendero solo para mí. Y miro por última mi pasada estancia, solo queda una gastada ventana solitaria y él tras ella arañado el cristal suplicando que vuelva quizás para poder caer al fin en su propio vacío, pero aquí sus golpes no emiten sonido alguno, y sus gritos se desdibujan al son de mi sonrisa, y me dispongo a correr por mi sendero, es curioso pero el viento parece darme la bienvenida.
Porque me empapas de sensaciones al hablar, y me despojas de mi al mirar, no sé nada de ti y me temo que tú demasiado de mí.. Eres un pétalo de mi flor de jazmín, T’estimo.
Tus ojos recorrían aquel nuevo reflejo deteniéndose en tus elegantes vestiduras. Vestías un exquisito smoking negro, que a pesar del anciano cuerpo que cubría, desprendía un destello de juventud. Justo en aquel instante alguien llamó a la puerta, asomando su voz tras ella - prepárese, pronto saldrá en escena - y se esfumó.
Seguías observando, quizás en busca de un porqué, pero solo reconocías lo que parecían ser las paredes de un camerino. Eras incapaz de entender aquellos acontecimientos, de ubicarte en aquel instante, de encontrarle un sentido.. Pero al abajar la cabeza allí estaban, unas partituras. Y un terrible impulso empezó a bombardear cada rincón de tu ser, ahogando hasta tu último suspiro.. Te invadía la necesidad de recoger ese pequeño tesoro de papel.
Tus ojos hambrientos, empezaron a devorar la primera hora, pero el desconcierto se apoderó de tu mirada al leer el título; "Concierto de violín nº 1, escrito por Alberto Herrero".
Eras incapaz de creer nada.. Los golpes en la puerta resonaron de nuevo por el camerino, y aquella voz familiar reapareció tras la puerta - ya es la hora -, y al instante obedeciste.
Al salir no eras capaz de creer lo que veías, era esa inconfundible vidriera con su espeluznante decoración.. ¡Estabas en el Palau de la Música Catalana!
Rápidamente giraste la mirada hacia el escenario, había una orquestra esperándote como un ejército dormido, aguardando a tu señal para estallar en combate. Y con decisión tu cuerpo avanzó hasta el atril. Colocaste tu preciado tesoro de papel, compuesto quizás por tu subconsciente, y cogiste la batuta.
Alzaste tus ojos celestes recorriendo uno a uno los rostros de tus músicos, premiándolos con una dulce sonrisa. Acto seguido miraste al concertino, y este al oboe el cual te ofreció un extenso laaaaa que te ayudó afinar tus prioridades.
Respiraste profundamente, dejando que el oxigeno recorriera hasta la última célula de tus pulmones, golpeaste tres veces y todo empezó.
Tus brazos se movían con fuerza, como el viento de una noche de verano ordena a las olas del mar lamer las orillas sin piedad. Tu preciosa melodía sobrevolaba al público como una gaviota adentrándose en el mar, recorría cada rincón de la sala uniendo cada latido del lugar en uno solo luchando contra el silencio, hasta acariciar el corazón de su propio creador..
[...] Un amor tan fuerte, que te enreda hasta el tuétano del hueso, hasta que los océanos queden secos y las piedras se quiebren, que no se detiene hasta la muerte. Las personas que son sensibles, ¿no son las que siempre asesinan a los demás?Un amor tan fuerte, que no se detiene hasta la muerte. A veces no solo hieren a otras personas, sino que también se hieren a si mismos. En la mayoría de los casos se hieren a si mismos [...]
GU LONG, La espada despiadada del espadachín que amaba demasiado
Por eso soy adicta al amor platónico y al placer de la nostalgia cuando estoy sola. Después de todo se que nada es permanente y que al impaciente se le olvida la miel del presente.
And she said, I think we’re running out of alcohol.
Tonight I hate this fucking town
And all my best friends will be the death of me
Baby, come on!
El cosquilleo de su respirar recorría dulcemente tu nuca convirtiéndose en un agradable escalofrío, sus labios te acariciaban el cuello cerrando tus ojos, sus dedos se deslizaban lentamente por tu cintura estrechando su pecho junto a tu espalda.. El miedo a tu propia desaparición le apremiaba a estrecharte más fuerte, acompasando vuestros latidos.
El silencio sucedió a tus pasos envolviendo ambos cuerpos, fundiéndolos en un solo. En un vano intento de acallarlo, alzaste tu mano, acariciando un rostro inexistente. En ese instante el dulce olor a jazmín apareció de nuevo, y te volviste hacia él susurrando “por favor tú no...” y en el efímero propósito de no desvanecer le besaste. Porque deseabas que no te dejara sola, porque sabías que nunca podría olvidarte.. Pues él era la soledad y el olvido.
Tus pies desaparecieron, esta es tu utopía.
Sigues acariciando las olas implorando que ahoguen tu mirar, y arrastren de una vez tu vida a las entrañas del infinito.