El tucán
16:13
Cuando pensamos en la naturaleza siempre recordamos el refrán: "la naturaleza es sabia". Y que mejor muestra de dicha sabiduría que la evolución, según la cual sobrevive el más fuerte.
Después de años de estudios, conferencias, libros y mediodías enteros sufriendo documentales sin fin, concibes la evolución como algo, como decirlo.. ¡DIVINO! Como un ser ohtodopoderoso que señala con su índice al mejor, brindándole una nueva oportunidad. ¿cómo si no el hombre surgió del simio? Que más que descender parece un semejante.
Sin embargo, a medida que uno crece, aprende y entiende, empiezan las dudas. La perfección no existe, entonces, la evolución no es perfecta, aunque te lo niegues rotundamente, y entonces te das cuenta ¡EL TUCÁN!
Cuando te hartas de preguntar al amigo, al vecino o incluso a la mujer de la limpieza ¿Y a ti, qué animal te gustaría ser? Todos te sorprenden o no con; un águila, un tigre, un caballo blanco..
Fíjense ustedes, ¡Nadie quiere ser un tucán! Es ridículo, una broma de la evolución. Nadie quiere identificarse con un ave, cuyo pico supera en tamaño a su conjunto corporal ¿Dónde diantres lo esconde? y por si fuera poco.. ¡De colorines! ¡Para asegurarse que es un blanco perfecto para sus hambrientos compañeros de piso!
Pero después de unas cuantas risillas con los colegas, llegas a la triste conclusión de que esta pobre ave simplemente es la personificación de nuestros defectos. Aunque, sinceramente, la hipocresía humana es tan sumamente absurda, que incapaz de aceptar propios fallos, recurrimos a mofarnos de los animales.
En teoría el hombre es el ser más evolucionado ¿Para qué? Para debatir si es posible hacer una “o” con un canuto, o para deleitarnos con increíbles debates culturales televisivos, cuyo GRAN argumento se basa en la patética existencia de seres autómatas de esta estúpida sociedad.
Es triste que la fe en la humanidad persista en uno gracias a la deliciosa tortilla de la yaya..
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