Adorabas oír tus pasos adueñándose de aquel lugar, avanzando sin miedo en busca de una utopía, pero el revoloteo de tórtolas asustadas ahogó tu caminar. La certeza de no ser la única presencia era inevitable.
El cosquilleo de su respirar recorría dulcemente tu nuca convirtiéndose en un agradable escalofrío, sus labios te acariciaban el cuello cerrando tus ojos, sus dedos se deslizaban lentamente por tu cintura estrechando su pecho junto a tu espalda.. El miedo a tu propia desaparición le apremiaba a estrecharte más fuerte, acompasando vuestros latidos.
El silencio sucedió a tus pasos envolviendo ambos cuerpos, fundiéndolos en un solo. En un vano intento de acallarlo, alzaste tu mano, acariciando un rostro inexistente. En ese instante el dulce olor a jazmín apareció de nuevo, y te volviste hacia él susurrando “por favor tú no...” y en el efímero propósito de no desvanecer le besaste. Porque deseabas que no te dejara sola, porque sabías que nunca podría olvidarte.. Pues él era la soledad y el olvido.
Tus pies desaparecieron, esta es tu utopía.
Sigues acariciando las olas implorando que ahoguen tu mirar, y arrastren de una vez tu vida a las entrañas del infinito.
El cosquilleo de su respirar recorría dulcemente tu nuca convirtiéndose en un agradable escalofrío, sus labios te acariciaban el cuello cerrando tus ojos, sus dedos se deslizaban lentamente por tu cintura estrechando su pecho junto a tu espalda.. El miedo a tu propia desaparición le apremiaba a estrecharte más fuerte, acompasando vuestros latidos.
El silencio sucedió a tus pasos envolviendo ambos cuerpos, fundiéndolos en un solo. En un vano intento de acallarlo, alzaste tu mano, acariciando un rostro inexistente. En ese instante el dulce olor a jazmín apareció de nuevo, y te volviste hacia él susurrando “por favor tú no...” y en el efímero propósito de no desvanecer le besaste. Porque deseabas que no te dejara sola, porque sabías que nunca podría olvidarte.. Pues él era la soledad y el olvido.
Tus pies desaparecieron, esta es tu utopía.
Sigues acariciando las olas implorando que ahoguen tu mirar, y arrastren de una vez tu vida a las entrañas del infinito.